lunes, 30 de noviembre de 2009

LA ÚLTIMA RESPUESTA. UN PREMIO DECEPCIONANTE


Hay cosas que no se comprenden, o más bien todo lo contrario. Vamos a suponer o confiar, una vez más, en que sea cierta esa leyenda urbana que apunta que los más prestigiosos premios literarios son transparentes y que las malas cosas que se cuentan de ellos se fundamentan exclusivamente en pensamientos anómalos de mentes retorcidas o calenturientas.

Dejando muy claro esto, quiero pensar entonces que el VIII Premio de Novela Ciudad de Torrevieja, que este año ha recaído en "La última respuesta" de Alex Rovira y Francesc Miralles, es inmensamente merecido. Luego, cuando uno lee la obra, comienza a sospechar sin embargo el hecho de que quizás sea posible que las malas lenguas algunas veces empiecen a dar en el clavo...
Antes de ir con la trama, debo aclarar que "La última respuesta" ha sido escrita al alimón por dos autores que gozan del calor de los medios de comunicación y que vienen precedidos por unas muy buenas ventas de otros libros. Esto daría pie a pensar de forma instintiva, que la editorial que respalda el premio pensó lógicamente en que su galardón aseguraría un buen número de ventas por anticipado, amen de una más que gratuita difusión de la obra gracias a los trabajos e influencias de ambos autores. Y poco más. Fin de la historia.
Ahora viene cuando yo tendría que decir que esto no tiene razón de ser y que el premio es bien merecido... Pues me temo que no, ya que por más que lo he intentado, esta novela no ha terminado por engancharme ni mostrarme nada nuevo. Se queda ahí, en un buen intento, en un "ni fu ni fa", como diría aquel.

Como norma general, a estos señores escritores de tanto caché se les debe exigir como mínimo muchísimo más, sobre todo tras hacerse con un premio que ya cuenta con cierto prestigio y que se merece un respeto dentro del panorama literario nacional.
Ojo, que no quiero decir con esto que la obra esté mal del todo, en absoluto, pero ni de lejos como para optar a tal galardón sino más bien, y como mucho, para engrosar la lista de falsos bestseller que copan las estanterías de las librerías con la etiqueta anticipada de pronto-saldo para lectura de verano.
La trama apunta bien, aunque ya de por sí, a las pocas páginas, comienza a rayar lo poco convincente. Javier y Sarah, como pareja detectivesca indagarán sobre la interesante vida privada de Einstein buscando el enigma de una fórmula secreta que arrojaría un poder excepcional. Todo ello se adereza con persecuciones, asesinatos, grupos secretos que pretenden conquistar el mundo y viajes de un lado a otro del planeta. Vamos, nada nuevo bajo el sol. El primer tercio, sin muchas pretensiones, promete al menos entretenimiento. Sin embargo, al transcurrir de las páginas, uno se da cuenta que todo ha formado parte de una vil maniobra de distracción y que ambos autores convienen en entretener al lector para llevarle a un final que no convence, como así no convence en ningún momento la ñoña historia de amor de los protagonistas o el extraño comportamiento y las múltiples incoherencias de la hermana de Sarah, (un intento nefasto de copia de Lisbeth Salander) que parece perseguirles por el mundo entero por mera diversión o para "joder la marrana" como también se suele decir.
Así, un libro del que se espera mucho, se diluye poco a poco como un azucarillo en el café, para concluir en una vertiente espiritual que no termina de dejar buen sabor de boca en el lector. Y todo esto a cuatro manos y con un prestigioso premio Ciudad de Torrevieja incluido, que es lo que más llama la atención.

Que ojo, vuelvo a decir que no es que el libro no tenga al menos algo de calidad ni buenos propósitos, pero nunca para alcanzar la cota lograda, ya que el entretenimiento no está asegurado o, si es así, lo asegura para un público poco ducho en la lectura. Y es que a Alex Rovira y Francesc Miralles, por muchas emisoras en las que trabajen y colaboraciones mantengan en tal o cual medio, se les debe exigir mucho más que plasmar la firma y ganar "by the face".
Vamos, que el rostro de tonto que se le debió quedar al finalista, Andrés Pascual, debió ser de traca. Lo que ocurre es que ya está bien de asentir a todo y permitir que continúen pasando cosas como estas. Respaldo y más respaldo siempre a los mismos halagandoles hasta la saciedad, haciéndoles creer unos dioses cuando en realidad se están quedando con el personal y gran parte de los lectores, que son los que en realidad les dan de comer. Que no se les olvide.

La culpa no es de Alex ni de Francesc, la culpa es de la editorial y los organizadores de estos premios que consienten este juego una vez más y nos toman por tontos, como si los libros fuesen encima baratos. Lo siento pero no. Si las novelas presentadas no tienen calidad, pues premio desierto o, como mal menor, que éste se reparta entre las obras más meritorias, por ejemplo. Podría ser una solución.

"La última respuesta" es otra novela de tantas. Una que si bien entretendrá un poco, pronto pasará a formar parte de mil y una decepciones, aunque claro, ante la presencia de Francesc Miralles y Alex Rovira, todos acabemos por poner falsamente buena cara, dorarles la pildora y admirarles por ello. Así funciona este circo.










3 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero yo voy incluso más allá: la novela es un bodrio, y no hace falta ser mal pensado: el premio está más que amañado.

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  2. Jamàs me habia sentido tan insultado por el final de un libro, no tengo palabras.

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  3. Interesante y audaz comentario porque aquí en España, está lleno de gente aduladora que no se atreve a decir la verdad. Lo que leí del libro me viene gustando pero es verdad que los dos son autores que venden porque tienen respaldo de los medios,principalmente Rovira que sale en varios medios y en realidad, es mejor orador que escritor, eso lo sabemos varios(al menos los que leemos otros libros además de los de autoayuda).Pero ya sabes que España es muy simple para la lectura, no puedes venderle libros muy elaborados porque el lector medio no los entiende. saludos Juan

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