
La verdad es que uno se acongoja cuando se topa con noticias como la que leí ayer procedente de Agencia EFE. Y es que, sin saberlo, y a toro pasado, parece ser que un asteroide de entre 30 y 40 metros de diámetro, muy parecido al que en 1908 arrasó más de 2000 kilómetros cuadrados de bosque en Siberia, ha cruzado hace escasos días, el pasado lunes 2 de marzo para ser exactos, nuestro cielo a poco menos de 60.000 kilómetros de la tierra, es decir, a una distancia siete veces inferior a lo que nos separa de la Luna.
Ello supone, amen de lo que apoyen los expertos, por ciento aún tienen un nudo en la garganta, que nos hemos salvado de puro milagro, pues si el meteoro en cuestión lhubiese llegado a impactar contra la Tierra, como mínimo hubiese pulverizado una ciudad entera del tamaño de Madrid, y eso sin contar con que no hubiese caído en pleno océano con el consiguiente levantamiento de olas de altura, velocidad y fuerza impredecibles como para arrasar cualquier costa que encontrara a su paso.
Visto así, sólo nos cabe rogar a Dios de que lo peor que pueda pasarnos en este momento sea la crisis porque, ya digo que por muy poco, a punto hemos estado de erradicarla de súbito y librarnos de pagar para siempre la hipoteca por mor de una carambola del universo.
Ignorándolo pues, toda la humanidad ha estado estos días en manos de un tal Rob McNaught, un tipo "a sueldo" de la NASA y científico del observatorio australiano de Siding Spring, que el viernes pasado ya descubrió el acercamiento pero, como el confiado portero que imagina la trayectoria de un disparo lejano y alza las manos al cielo dejando pasar el esférico a pocos centímetros del travesaño, solo pensó que el 2009 DD45, que es como han bautizado a la criatura rocosa de casi 40 metros de diámetro, “pasaría cerca pero no tanto”.
Menos mal que como asegura McNaught, el cual nos ha tenido con el corazón en un puño a lo “ojos que no ven corazón que no siente”, asegura que para que un asteroide de un kilómetro de diámetro impacte contra la Tierra y la arrase por completo deben transcurrir varios millones de años aunque, sin embargo, uno como el 2009 DD45, que repito que podría ser capaz de borrar del mapa una ciudad entera de varios millones de habitantes, puede pasar a visitarnos “cada cien años”. Pues teniendo en cuenta que el último atravesó la atmósfera en 1908, echando cuentas resulta que ojalá este tipo se equivoque por mucho porque la crisis y quedarnos en paro parece ser que no es lo peor que puede llegar a pasarnos por el momento…
RECUERDA: LOS DIABLOS DEL MAR. LA ODISEA DE LA BURLA NEGRA. PRESENTACIÓN EN VALENCIA. CASA DEL LIBRO. MARTES, 24 MARZO A LAS 19.30 HORAS. PRESENTA PAULA CAMACHO MARTÍNEZ
Ello supone, amen de lo que apoyen los expertos, por ciento aún tienen un nudo en la garganta, que nos hemos salvado de puro milagro, pues si el meteoro en cuestión lhubiese llegado a impactar contra la Tierra, como mínimo hubiese pulverizado una ciudad entera del tamaño de Madrid, y eso sin contar con que no hubiese caído en pleno océano con el consiguiente levantamiento de olas de altura, velocidad y fuerza impredecibles como para arrasar cualquier costa que encontrara a su paso.
Visto así, sólo nos cabe rogar a Dios de que lo peor que pueda pasarnos en este momento sea la crisis porque, ya digo que por muy poco, a punto hemos estado de erradicarla de súbito y librarnos de pagar para siempre la hipoteca por mor de una carambola del universo.
Ignorándolo pues, toda la humanidad ha estado estos días en manos de un tal Rob McNaught, un tipo "a sueldo" de la NASA y científico del observatorio australiano de Siding Spring, que el viernes pasado ya descubrió el acercamiento pero, como el confiado portero que imagina la trayectoria de un disparo lejano y alza las manos al cielo dejando pasar el esférico a pocos centímetros del travesaño, solo pensó que el 2009 DD45, que es como han bautizado a la criatura rocosa de casi 40 metros de diámetro, “pasaría cerca pero no tanto”.
Menos mal que como asegura McNaught, el cual nos ha tenido con el corazón en un puño a lo “ojos que no ven corazón que no siente”, asegura que para que un asteroide de un kilómetro de diámetro impacte contra la Tierra y la arrase por completo deben transcurrir varios millones de años aunque, sin embargo, uno como el 2009 DD45, que repito que podría ser capaz de borrar del mapa una ciudad entera de varios millones de habitantes, puede pasar a visitarnos “cada cien años”. Pues teniendo en cuenta que el último atravesó la atmósfera en 1908, echando cuentas resulta que ojalá este tipo se equivoque por mucho porque la crisis y quedarnos en paro parece ser que no es lo peor que puede llegar a pasarnos por el momento…
RECUERDA: LOS DIABLOS DEL MAR. LA ODISEA DE LA BURLA NEGRA. PRESENTACIÓN EN VALENCIA. CASA DEL LIBRO. MARTES, 24 MARZO A LAS 19.30 HORAS. PRESENTA PAULA CAMACHO MARTÍNEZ
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