Hay marchas de famosos que se sienten más que otras. Y la de este pequeño gran hombre es una de esas que no sólo te sorprenden sino que te producen una dolorososa y nueva muesca en el alma. Sin conocerle personalmente, su voz y su forma de proceder en el mundo de las retransmisiones deportiva le hacían tan inconfundible que no le permitía pasar inadvertido ni aunque quisiera. Hablo, por supuesto, del tristemente desaparecido Andrés Montes.
"Tiki-Taka", "Jugón", "Salinas" o llamar a Xavi "Bogart", eran muchas de sus coletillas que han quedado grabadas ya en nuestros recuerdos. Con él aprendimos a ganar una copa de Europa de Fútbol y con él, sobre todo, hemos aprendido a amar la NBA en todo su esplendor.
Podía tener admiradores y detractores, hacerlo mejor o peor, pero no cabe duda de que Andrés Montes era especial en todas sus intervenciones y que, pajarita siempre incluida, dejaba su impronta en cada labor a la que se dedicaba. En definitiva, era un tipo con el que el comentario deportivo cobraba otra dimensión. He trabajadado seis años como corresponsal de EFE en la sección deportiva y puedo afirmar desde aquí que era una de esas personas a las que uno admira sin contemplaciones. Porque sí.
Andrés se despidió hace pocos días de la Sexta. Quiero pensar que ello no haya tenido nada que ver con su desparición hace dos días. Montes ya no está, pero su voz nos acompañará siempre en lo más grande conseguido por la selección de fútbol, en el anillo de NBA de Pau Gasol y en muchas y muchas buenas tardes de comentarios en los que lograba mantenernos pegados a la pantalla.
Desde aquí, querido Andrés Montes, donde quiera que te encuentres ahora, me gustaría que recibieses todo mi cariño y admiración. Y para concluir, permíteme que lo haga con la última frase con la que, como un auténtico profesional y aguantando el tipo, lograste despedirte de tus telespectadores: "Adiós a todos y recuerden, la vida puede ser maravillosa".
Lo dicho, todo un "crack", todo un "jugón de los medios".
Un abrazo, querido Andrés Montes.
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