LORENZO SILVA, GRACIAS POR TODO

Pocas veces ocurre que una hora puede convertirse en unos pocos minutos. Bueno sí. Ahora mismo me vienen a la cabeza dos de ellas: Una, por ejemplo cuando en la Facultad llegaba el momento de los exámenes, y dos, cuando uno asiste a una conferencia con Lorenzo Silva. Y es que pocos autores actuales atesoran el magnetismo de atraer y atrapar a un público como este madrileño que, en todo momento, se mostró humilde, cordial, ameno, tal como es él. Tal como es Lorenzo Silva.

Ayer, tenía el grandísimo reto y placer de acompañarle en Cádiz y, a él mismo se lo dije en privado, "no sabía qué iba a encontrarme". Mi táctica, en vez de dejarle hablar y hablar, que hubiera sido lo más fácil, fue preguntarle acerca de lo que un lector o escritor en ciernes querría saber. Y así lo hice. Pero no conté con que la dilatada y exitosa carrera de Silva y su embrujo al tiempo de responder, hicieran que la hora y media disponible se quedaran en apenas casi diez minutos. Aún así, disfruté de lo lindo. Y creo que el público también.

Lorenzo asistió de buena gana a una especie de "Tercer grado" que no hubiera soportado ni el mismo Rubén Bevilacqua. Y eso que me dejé un gran número de preguntas y comentarios en el aire que debí saltarme con todo el dolor de mi corazón porque este hombre da para mucho, mucho y muchísimo más...

Al final, creo que el objetivo se cumplió. Lorenzo contó cosas sobre sus libros, su vida, su pasado, incluso el panorama social, la crisis, etc. En fin que fue una tarde literaria de las que, como confesé, me quedará grabada a fuego y jamás olvidaré.

Como dije al comienzo de mi intervención, "acompañar a un grande como Lorenzo Silva, para alguien como yo, que le apasiona leer y empieza como aquel que dice en este difícil camino de la literatura, era como disfrutar de la noche de Reyes por adelantado". No me equivoqué. Así fue y así me marché, con una sonrisa de oreja a oreja y casi en las nubes, cuando nos despedimos en la gaditana calle San Francisco, casi al filo de la madrugada después de disfrutar de una charla entre amigos en la terraza de un local cercano a la Biblioteca de Cádiz.

Dicho lo cual, sólo me queda decir: LORENZO SILVA, MUCHAS GRACIAS POR TODO.

Y como un amigo mío solía decir: ¡Qué grande es la vida a veces que te permite conocer personas como esta!