jueves, 15 de enero de 2009

¿CRISIS MUNDIAL?









Que vivimos o, mejor dicho, que pretenden hacernos creer que respiramos sumidos en tiempos de crisis nadie lo duda. Lo aseguran hasta los presidentes, desde Zapatero hasta el futuro y esperado Barack Obama. Lo que empieza a escamarme de esto en grado supino, es la proliferación de noticias pésimas que inundan la mayoría de los medios de comunicación en contraposición a la escasez de buenas nuevas más optimistas. ¿Por qué se habla tanto de la subida de la gasolina y tan poco de su bajada? ¿A quién interesa eso? Y es que por más que lo reconsidero, cada segundo que pasa estoy más convencido de que este persistente bombardeo no responde a otra idea que no constituya un enérgico interés por bajar los humos a la población al tiempo que la vuelve apática y la hace sentir que “todo puede pasar”. En una palabra: la atemoriza hasta imposibilitarla para la más mínima reacción.

Tanto es así, que cuando multinacionales enteras, amparadas en los nefastas cifras que registra la economía ¿mundial?, deciden despedir de un plumazo a miles de trabajadores, estos lo terminan asumiendo de buena fe y, como un nutrido grupo de borreguitos, caminan por sí mismos a la cola del paro entendiendo que la crisis les ha tocado de lleno y sus pobres directivos comienzan a pasarlas canutas para mantener el yate, pagar los caprichos de sus amantes o, también y por supuesto abonar la mensualidad al jardinero que ha comenzado a descuidar el césped de la mansión más de la cuenta.

Esta mañana, precisamente, encuentro en la prensa digital un par de noticias que alumbran un tanto mi teoría. La multinacional estadounidense Motorola, continuando la estela dejada por otras muchas con anterioridad, acaba de anunciar sin despeinarse la friolera de 4000 despidos inminentes en 2009, que se unirán, para más gloria, a los 3000 anunciados a fines de 2008. Tres mil de estos últimos afectarán de lleno al área de móviles mientras que los restantes recaerán en puestos de funcionarios corporativos y personal de otras unidades de negocio. Con esto, y varios recortes más, Motorola espera el ahorro de más de 1.500 millones de dólares. Cabe destacar, por cierto, que su actual motor de hacer dinero no ronronea como debiera pues en 2008 “sólo han podido sumar” unos ingresos netos de 7200 millones de dólares, por los 9600 de 2007 y los 11700 de 2006. Esta caída da lástima ¿verdad?

Por el contrario, poco más allá, se informa que “China supera ya a Alemania como tercera potencia económica mundial”. Esto sitúa al gigante asiático, gracias a un aumento del 1,1 de su PIB (Producto Interior Bruto) desde 2007, (esto es, pasa del 11.9 al 13 por ciento, lo que viene a ser 3.76 billones de dólares), tan sólo por detrás y muy cerca de los Estados Unidos y Japón. No hay que exprimirse mucho los sesos para atar cabos y comprender que esa crisis mundial de la que tanto se habla, por tanto, no afecta a todos por igual. Es más, me atrevería a sospechar que grandes firmas como Motorola, aprovechando esta especie de reajuste colectivo y cuando decidan que las aguas vuelven a su cauce, no dudarán un solo microsegundo en abrir nuevas instalaciones en China para abaratar los costes de producción y dar un empuje a sus “paupérrimos” beneficios. Y que fácil habrá sido entonces, gracias a la crisis, haber dado un “gorrazo” a 7000 comprensivos empleados al mismo tiempo ¿verdad?

China, que es igual a costes salariales de risa y explotación máxima de mano de obra de cualquier sexo y edad, saltándose a la torera toda mínima norma internacional, se beneficia por tanto de la crisis occidental aumentando su riqueza con paso firme y despejado hacía el liderato económico mundial. Todo por supuesto, a costa del beneplácito de un capitalismo exacerbado con doble moral que, por un lado se desvive por ayudar al necesitado, y por otro permite y fomenta la esclavitud volviéndole la cara a todos y cada uno de los llamados Derechos Humanos.

Sólo como ejercicios para despertar su curiosidad, les invito a que estudien las etiquetas de fabricación de cualquier aparato tecnológico, juguete o prenda de vestir que encuentren en sus respectivos hogares. Muchos de ellos procede de China y, aunque no lo crean, la mayoría se han terminado de montar en barracones, por menores de edad y en condiciones infrahumanas. ¿Por qué? Pues porque son sin duda más baratas. Y si no recuerden el escándalo de una conocida marca deportiva con los balones fabricados en Afganistán.

Lógicamente, como pueden suponer, esto no significa que estas magníficas cifras económicas chinas producen un enriquecimiento global del país asiático sino más bien sólo para aquellos que sujetan las riendas y lo explotan a gusto junto a la complicidad de occidente, porque el resto, como todos también podemos imaginar y nos la trae bien al pairo al fin y al cabo, continúa confinado y obligado a trabajar 20 horas diarias los siete días de la semana. Ahí es nada.

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