martes, 27 de enero de 2009

ZAPATERO VERSUS CRISIS




El lunes por la noche, y tras una aceptable campaña publicitaria por parte de La Primera, los índices de audiencia registraron que más de 6500000 personas se plantaron ante el televisor para sintonizar el programa “Tengo un pregunta para usted” que, esta vez y ya era hora, contaba con la esperada presencia del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Y aunque casi siete millones son muchos, pongan como se pongan y en fila india parecerían que mucho más, me sorprende que con esta crisis galopante que tanto nos preocupa no se hayan registrado picos de varios millones más. Porque sí, porque en realidad se trataba de una buena oportunidad para que el actual presidente pudiera transmitir o generar una confianza que, a pesar de que lo intentó por muchos medios y a base de repetirse más que el ajo con ciertas medidas aprobadas en los últimos días, dudo que consiguiera en todo momento.

Si es cierto que mi impresión fue que esta vez Zapatero dijo y aportó más seguridad y tablas que en las dos últimas campañas electorales juntas y que, al margen de que pudiera conocer de antemano las preguntas del examen al que iba a ser sometido (cosa que no me queda claro porque en cuanto el horizonte se teñía de nubarrones emergía de pronto la figura del moderador para echarle un capote), creo que salió bastante mejor parado de lo que él mismo esperaba. Aunque claro, también hay que reconocer que se agarró hasta la saciedad (echando balones fuera) al hecho de culpar de toda la crisis internacional a los Estados Unidos y a la salida de ese paquete urgente de 39.000 obras públicas que serán gestionadas por los Ayuntamientos para aliviar la grave crisis del sector de la construcción. Sin embargo, no recuerdo que en ningún momento se refiriera a la lenta reacción de su equipo de gobierno en los primeros momentos de que estallara esta gran burbuja inmobiliaria que ha perjudicado enormemente a España y que no han sufrido tanto el resto de los países.

Ahora, a toro pasado y con 3 de cada 4 telespectadores satisfechos con sus palabras, como aseguran las encuestas, sólo resta que su gabinete se dedique de inmediato a vigilar con lupa que el montante de esas ayudas, recientemente prometidas, lleguen de verdad y con transparencia a los que la reclamen y que, en tiempos de crisis, no empiecen a ser gestionadas por funcionarios de mala sangre que opten por desviarlas hacia donde a ellos les interese, como suele ocurrir casi siempre con estas cosas.

Por otra parte, y respecto a los fondos del ICO (Instituto de Crédito Oficial), lo que ignora el presidente, o parece que no quiere percatarse aún, es que son los propios Bancos los primeros que no confiar en la medida y continúan no sólo poniendo trabas sino intentando hacer desistir a los empresarios de solicitarlas. Incluso ya corre esta mañana la noticia de que empresarios extremeños amenazan con encerrarse en entidades bancarias en menos de un mes, si esos 10000 millones de euros del ICO no empiezan a circular.

Y es que de nada sirve, señor presidente, que las medidas que usted propone, buenas o malas, no vayan acompañadas de unas medidas de control serias y exhaustivas ya que, por desgracia, este es un país extremadamente individualista y en el que, por norma, la picardía o el engaño suele alabarse más que reprenderse y nunca tiene un castigo en su justa medida. ¿Por qué? Pues porque, y esto es otro asunto donde explayarse, tampoco nos funciona como debería un sistema judicial en el que cada juez suele interpretar las leyes como puede (y en ocasiones quiere) e impone sanciones desproporcionadas para unos e irrisorias para otros. Ya ve, triste manera de impartir justicia, y si no que se lo pregunten a padre de Mari Luz o a Juan Holgado (Padre Coraje), entre otros.

Señor Zapatero, que conste que, desde el periscopio, se le agradece en grado superlativo su postura de dar la cara en estos momentos tan difíciles para nuestro país, y espero sinceramente que continúe trabajando con el mismo empeño y énfasis que puso en cada una de sus respuestas.
Y ya para terminar, por todo lo dicho y más, confío en que tenga usted razón y que la crisis comience a alejarse de nuestras vidas a finales de este 2009 tan difícil.

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