martes, 13 de enero de 2009

RECTIFICAR ES DE SABIOS

Por más que procuro evadirme a menudo de la realidad, nunca consigo acostumbrarme a esas noticias que no sólo no logran por sí solas franquear las fronteras de la ficción sino que también, y sin mucho esfuerzo, las mayores expectativas del acto más lógico y razonable que se puede imputar a una “persona humana”, como diría el magnífico Ángel Garó. Y me explico. En estos tiempos que nos abrigan, en los que por desgracia la palabra “crisis” se ha afincado en nuestro vocabulario con el firme y cabreante propósito de atrincherarse tras mil barricadas, muchos políticos aún no parecen haberse retirado la venda de los ojos y, saltándose a la torera la atención de sus auténticas responsabilidades, que no son otras que representar, servir y beneficiar al conjunto de la ciudadanía, se empeñan, ya sea por activa o por pasiva, en nadar a contra corriente por no se conoce qué afán de protagonismo o, como diría aquel famoso literato de cuyo nombre es que no me da la gana de acordarme, simplemente por dar bien y de forma reiterada por la retaguardia.

En este caso y sin más dilación, mis palabras apuntan de lleno a la alcaldesa de Cádiz, doña Teófila Martínez, y su sibilino deseo de llevar a cabo a toda prisa la tercera fase del estadio Ramón de Carranza a costa de hipotecar las arcas municipales, de una de las ciudades más pobres y deprimidas de Europa, con nada menos que 40 millones de euros, lo que supone un 60 por ciento del presupuesto municipal. (Y que conste que, como a muchos gaditanos me da exactamente igual que sea en uno o en dos años a razón de 20 millones). En este punto me permito un inciso y solicito de forma encarecida al lector que prenda la calculadora más cercana y proceda a multiplicar 40 millones de euros por 166.386 pesetas. Luego que cada uno saque sus propias conclusiones). Y que conste que, cuando decido emerger el periscopio, éste pasa de largo muchos pueblos de señalar si es mejor lo que dice la derecha o la izquierda, sino que sólo se preocupa de apuntar hacia el camino idóneo de lo que como ciudadano de a pie y votante me parece más justo.

Cierto es, como el mismo consistorio gaditano y ella personalmente se ha encargado de recordar, que este proyecto formaba parte de su programa electoral y que así debe cumplirse. Mentiría si dijera que sus palabras no suscitan cierta nobleza y no menor respeto, aunque también lo haría si dijera que, en estos malditos tiempos que corren, se alejan años luz de lo que se entiende por razonable. Y es que creo que en una población como Cádiz, tan enferma por el desempleo, por el cierre constante de empresas, por la escasez de viviendas, por el descenso imparable de la natalidad con el consecuente envejecimiento de la población, por la falta de preparación de cara al turismo, por las desorbitadas tasas de impuestos y servicios y un sinfín de problemas más que comienzan a parecer insalvables, lo último que creo que hace falta es que se termine de modernizar un estadio como el Ramón de Carranza en el que, recordemos y me duele en grado superlativo decirlo como cadista, juega en la actualidad un equipo que, por más que nos empeñemos y por todo el cariño y apoyo que pretendamos darle, a duras penas consigue cuadrar sus cuentas a final de temporada. (Con la innegable duda, dicho sea de paso, que esto genera por parte de sus actuales dirigentes). Así que, desde aquí me pregunto, y siempre que no exista algún interés que desprenda cierto tufo y del que nunca sepamos, si no resultaría más lógico dar un paso atrás respecto a ese punto electoral, emplazarlo para tiempos mejores, e invertir ese enorme presupuesto en otros proyectos mucho más necesarios y prioritarios para una ciudad, que las mismas estadísticas señalan que agoniza y que en el 2012, como muchos moribundos, espera ofrecer una última sonrisa antes de verse sumida en el más mísero abandono.

Para concluir, quisiera dejar patente que con esto sólo pretendo solicitar un poco de coherencia y cordura por parte de todos y cada uno de nuestros dirigentes, y esto pasaría por el simple hecho de que, para un asunto tan trascendental para nuestra ciudad, bien rectificaran de forma directa mostrando algún índice de sabiduría, o se prestaran a solicitar una especie de referéndum a los gaditanos o a los mismos socios del Cádiz C.F., muchos de ellos parados, sin viviendas, hipotecados hasta las cejas y con otras muchísimas prioridades antes de ver que, con todos mis respetos, equipos como el Lucena, Antequera o Roquetas de Mar puedan disputar sus partidos ante el Cádiz de sus amores en el Nou Camp de Segunda B. En cualquier caso, como último apunte quiero recordarles que nada pasaría si se celebrara el centenario del Cádiz con la grada actual en vez de con una moderna superconstrucción, cuando recordemos que pudimos pasar perfectamente celebrando el cincuentenario del Carranza en Bahía Sur por problemas de última hora con el césped.

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